Odio

Siempre le brinde mi hombro cuando lo necesitaba.
Solíamos ir juntas a la plaza cada vez que ella necesitaba llorar. Yo escuchaba sus penurias & dramas, & sin pensarlo tan sólo un segundo, envolvía su cuerpo tieso e inerte con mis brazos, tratando de apagar ese dolor que la consumía.
Siempre sonreía cuando yo, torpe & tiernamente, le secaba las lágrimas & decía alguna estupidez para hacerla reír tan sólo un instante.
Siempre la acompañaba a dondequiera que iba, pues no habían excusas para ella el que yo faltase.
En miles de ocasiones la observe cautelosa hablando injurias de mi imbecilidad a mis espaldas, redactando mecánicamente acontecimientos que nunca sucedían & que sólo a mi me dejaba ante todos como una completa ridícula e infeliz.
Yo cegada ante tu sonrisa fingida quise seguir flotando en mi burbuja imaginaria de buenas intenciones, pues yo la amaba, era parte de mi vida, de mi ser.
Quería ayudarla & consolarla por toda la eternidad, & si su felicidad consistía en pisotearme, no me importaba.
Pero mi cuerpo comenzó a desgastarse, a morir consumido por la decepción.
Entonces fue en ese instante cuando tuve que alejarla de mi.
& ella cegada de odio & rabia, juro que volvería mi existencia inútil & amarga.
Olvido de la noche a la mañana todas las lágrimas que le sequé.
Todos los abrazos que le dí.
Todas las sonrisas que le regale.
Por que el ser humano es así, mantiene en su memoria aquello que lo destruye, & olvida lo que en algún momento lo hizo sentirse inmensamente pleno & feliz.