Grupo Asobe: "Tema 1: La naturaleza y El Cambio"

sábado, 27 de septiembre de 2008

"Tema 1: La naturaleza y El Cambio"


La physys, tal y como la traduce Aristóteles, no se traduce únicamente en la naturaleza, claro está que se incluye en el concepto. La naturaleza se compone de sustancias y éstas, para que sean algo, deben mantenerse en sí mismas. Pero llega el problema del cambio o transformación. ¿El cambio, como una pequeña metamorfosis? ¿El cambio de conciencia? ¿El “Qué somos, de dónde venimos, a dónde vamos”?
Poseemos la duda de la transformación como una ingente molestia impregnada en la… ¿ropa? ¿Y si me la quito? Sí, delante tuya, da igual, ya me has visto otras muchas veces, ¿recuerdas? Comenzaste a devorarme en una noche de injuria,- no lujuria- Me tocaste todo el cuerpo, descubriste mi esencia y me hiciste llegar a un estado donde el tiempo se encontraba en suspensión. Está incluido en la naturaleza, por lo tanto, según Aristóteles, forma parte de la physys: es filosofía.
¿El cambio? ¿El cambio de persona, así como tú me cambiaste a mí? ¿O el cambio espetado en mi sexo? Como la majadería cuerda del loco adepto a la pasión, o como el nimio ser que, en realidad, siente lo mismo que nosotros cuando hace el amor. ¿Cambio entonces? ¿Qué nos diferencia; tu pelo rubio, tu cuerpo escultural tus rasgos marcados o tu estilo de vestir? ¿Qué nos diferencia; el trémulo resplandor de la luna brillando esa misma noche? ¿El sudor hedónico resbalando por nuestras ásperas pieles? ¿O quizás nuestras ásperas pieles esperando a ese hedónico sudor? Un asunto sexual y lleno de, ilícitamente, prohibiciones enfáticas.
Mi mórbida mirada y tu mística sonrisa convierten todo en una acción de un futuro cercano que, involuntariamente, nuestro cerebro ha procesado y enviado a nuestros nervios. Asimismo el único músculo involuntario situado en la cavidad torácica, palpita más intensamente y hace que estremezcamos aún sin habernos rozado siquiera.
Pero ya no es roce, sino presión; ya no existe el beso en sí mismo, sino un órgano loco por la – y ahora sí- lujuria. Tú metido en mí, y yo encajada a tu cuerpo, gimiendo de un posible e imaginado sentimiento de amor. ¿Amor? Ahí está el cambio, piensa en ello.
¿Pienso luego existo? No pienso, me dejo llevar. Somos dos inmolados seres que, en un rito para ofrecer su carne al paraíso, no han esperado ni dos minutos en pensar en las consecuencias, en El Cambio.
La transformación de la inocencia, la transformación del estupor y de lo impúdico. Ahora es todo obsceno, - ¡Y qué obscenidad!- La mente juega sucio. No, la mente no juega sino nuestros cuerpos, experimentando sus nuevas reglas.
Pero… dejo de imaginar y aquí sigo, mirándote fijamente a los ojos. Llega El Cambio, la desilusión. ¿Desilusión? No, créeme, esa mirada tuya ha sido más productiva que cualquier otro polvo.

Laura Martínez

2 comentarios:

Achtur dijo...

¿Pienso luego existo? No pienso, me dejo llevar. Somos dos inmolados seres que, en un rito para ofrecer su carne al paraíso, no han esperado ni dos minutos en pensar en las consecuencias...

Madre mia, esto sera exactamente mi primera noche en Ulm...

Laura dijo...

jajajajaja
Hola ruth!

Me alegra verte por aquí!

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