Grupo Asobe: ETERNA DESIDERIA

viernes, 22 de febrero de 2008

ETERNA DESIDERIA

Anoche murió uno de los íconos del teatro chileno, Premio Nacional de Artes. Tenía ya 92 años, y su organismo colapsó por “fatiga de materiales”… un shock séptico urinario, insuficiencia renal aguda e insuficiencia hepática. Más de dos años estuvo postrada producto de un alzheimer severo, enfermedad maldita que convierte a los queridos en unos muertos en vida. Anoche, pasaditas las ocho, su cansado cuerpo de estrella dijo “no más”. Y se fue nomás, en su departamento de la calle Miraflores, acompañada apenas por su doctora y amiga, y dos asistentes.

Ana González Olea nació un 4 de mayo de 1915, en Santiago; si bien su familia era acomodada, ella salida recién del Liceo de Aplicación quiso buscar trabajo. Así llegó a una compañía de teatro integrada por obreros, con la que montó "En casa de herrero, cuchillo de palo". Debutó el ‘40 en radio Pacífico con su personaje la Desideria, con el que se hizo conocida y gracias al que no paró más. Radio, televisión, teatro y cine. Las hizo todas…

Rescatar 63 años de trayectoria es muy difícil, y hacerlo concisamente, más aun. De la Desideria podemos decir que nació sindicalista, y que Ana González presentó mil obras durante su paso por las tablas nacionales. Estuvo casada, sí, con el publicista José Estefanía, pero su familia siempre fue el mundo del arte.

Estuvo en las revistas del Teatro Balmaceda y luego ingresó a la compañía de Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, en 1947. Allí se quedó hasta el ’63, donde desarrolló una veintena de puestas en escena con los más memorables nombres del teatro nacional del siglo XX: Silvia Piñeiro, Jaime Celedón, Mario Montilles, Alejandro Jodorowski, Héctor Noguera, Delfina Guzmán y Nelly Meruane. La más increíble, sin duda, fue “La Pérgola de las Flores”. En paralelo, se mantuvo estrechamente ligada a la radiofonía; fue locutora de dos programas radiales: “La familia chilena” (desde donde salió por negarse a la burla de su personaje de Pablo Neruda) y “Radiotanda”, en Cooperativa.

Formó con Héctor Noguera y Hernán Letelier el colectivo El Club de Teatro; llenos de sueños, compraron en 1971 la sala El Ángel, y así mismo le pusieron a la compañía. Tanto quería las tablas esta mujer, que el terremoto del 3 de marzo del ’85 la pilló arriba de un escenario.
En 1969, fue reconocida con el Premio Nacional de Artes, y vuelve en gloria y majestad a la televisión: el programa "Desideria Inn", series históricas, miniseries, telenovelas y la minicomedia "Pobre papá". Especial acogida tuvo en el Sábados Gigantes de los ’80, compartiendo escenario junto a Ramón Núñez y Daniel Muñoz.

Su paso por las teleseries nacionales fue intenso, siempre de la mano de Canal 13: "Villa Nápoli", "Los Títeres","Matilde Dedos Verdes", "La Noche del Cobarde" y "J.J. Juez". Fue estrella del cine en blanco y negro de los ’40; protagonizó cinco películas, todas filmadas en la década del 40 por directores como José Bohr y Eugenio de Liguoro. Con "Entre gallos y medianoche" (1940) comenzó su breve carrera cinematográfica, que continuó dos años después con "P'al otro lado", una película de Bohr rodada en Buenos Aires. "El relegado de Pichintún" (1943) y "Dos caídos de la Luna" (1945) antecedieron al último de sus papeles protagónicos. En "La dama de las camelias" (1947) Ana González interpretó a Desideria de los Ríos, una actriz de categoría menor que logra trabajar en una película de bajo presupuesto inspirada en la novela de Alejandro Dumas. 32 años después, Silvio Caiozzi la convocó para actuar en "Julio comienza en julio", un contrapunto a sus papeles cómicos de la década del 40.

El paso de los años es inclemente, especialmente para los artistas. Fue dejando pausadamente sus apariciones en el teatro, culminando esta faceta con la obra “Viejas”, en 1995. En plena escena, olvidó su parlamento… el Alzheimer le pasó la cuenta.

Su salud se complicó, y el ‘97 tuvo que ser internada por seis meses en una clínica. Anunció entonces su retiro, dejando un testamento en el que, literalmente, dejó todo a su público. De hecho, hay una Fundación en su nombre.

Está siendo velada en la Iglesia de La Merced, en Santiago Centro, y mañana se realizará su funeral en el Cementerio Católico.

Grande, mil veces grande, Anita González.

Descansa en paz.

2 comentarios:

Matías Irarrázabal dijo...

Es una noticia lamentable. ME hace pensar que los talentos nacionales son olvidades y se le rinden los tributos que merecen en vida el día de su fenecimiento.

La labor de esta actríz tuvo una gran valor en cuanto al llamado de atención de una sociedad que menospreciaba a las antes entonces empleadas de casa,,con su personaje tengo entendido que se cambia su denominación asesores del hogar y así a través del arte pone un tema sobre la mesa para discutir

saludos cordiales

Paula dijo...

Hola,gracias por el comentario,esta muy interesante tu blog un saludo.xD

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